lunes, 21 de julio de 2014

Las escuelas humanísticas y las academias

Naturalmente, también la práctica efectiva de la educación humanística se afirmó en Italia antes que en el resto de Europa. Muchos de los más gran­des humanistas fueron también maestros no sólo de categoría universitaria, sino también en el nivel medio. Algunos de ellos, como Gasparino Barzizza (1359-1431), profesor de Padua, al mismo tiempo que enseñaban públicamen­te en una universidad; mantenían por su cuenta pequeñas escuelas-pensión (contubernia), es decir, aceptaban como pensionados a jóvenes a los que pre­paraban en los estudios clásicos del nuevo tipo y para los cuales no eran suficientemente propedéuticas las escuelas comunales atendidas por el clero o por modestos profesores municipales.



Por lo que toca a los estudios universitarios, ya hemos dicho que los hu­manistas tropezaban a menudo con no pocas dificultades para introducir en ellos sus enseñanzas y su espíritu. Esta circunstancia, junto con el surgimien­to de una situación político-social en la que nuevas clases pudientes y nuevos señores ilustrados demostraban un profundo interés por la cultura, sin que ese interés hallase satisfacción por los normales conductos universitarios (por lo demás, la Universidad preparaba teólogos y juristas, pero concedía poco a la cultura “desinteresada”), determinó el surgimiento de algunas instituciones privadas de alta cultura, las “Academias”.

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